“Brasil quiere ser tratado de igual a igual”
La fundadora de un gigante de la comunicación pide una reforma política
Ordem y progresso es el lema que aparece en la bandera de Brasil, en el que no obstante falta uno de los elementos clave que explican el despegue definitivo del país sudamericano: pasión. Es la que muestra Maristela Mafei (Ribeirão Preto en el Estado de São Paulo, 1954) cuando habla de su trayectoria profesional y de las protestas de la clase media, y especialmente de la juventud, que lleva meses echándose a las calles de Brasil exigiendo una reforma política.
La cafetería del hotel donde se produce el encuentro con este periódico tiene todas sus mesas ocupadas, y en un determinado momento ella es la única mujer en la sala. Un buen ejemplo de lo sucedido hace 18 años cuando esta periodista descendiente de inmigrantes italianos decidió abandonar la Redacción de un diario y fundar su propia compañía de comunicación. “Tenía una secretaria y un botones. Éramos tres”, recuerda. Eran tres y un nombre que era una declaración de intenciones: Máquina de Noticias.
Casi cuatro lustros después, Máquina es la mayor compañía de relaciones públicas de Brasil y una de las más importantes del mundo. Aquellas tres personas fueron el embrión de una empresa de más de 300 con ramificaciones por todo el mundo. “El botones es ahora jefe y la secretaria se mudó de ciudad”. ¿El secreto? “Meritocracia, resultados, no depender para nada del Gobierno y saber a quién contratas”, explica.
Hotel AC Cuzco. Madrid
• Un café expreso: 1,60 euros.
• Un café con leche: 2,40.
• Un agua: 2,55.
• Total: 6,55 euros.
Mafei relata imparable la evolución de Brasil en estos años, pero no lo hace de una manera acrítica, sino recalcando los desafíos a los que se enfrenta el país y las oportunidades que se abren ante él. “¿Sabe lo que de verdad exporta Brasil?”, interpela con una sonrisa. “Gestión empresarial”, añade para ilustrar la potencia económica de su país. Y aquí, como demostración de que a ser potencia se aprende pronto, introduce una ligera advertencia. “Todavía a veces se llega a Brasil desde Europa con una visión preconcebida de cómo son las cosas. Y a menudo esta visión choca con la realidad de que Brasil es un país que quiere ser tratado de igual a igual”.
Más igualdad es precisamente lo que exigen miles de brasileños desde hace meses. “Muchos de los que protestan, apenas tenían ocho años cuando Lula [el exsindicalista Luiz Inázio Lula da Silva] llegó al poder. Esa generación no ha vivido en el Brasil de la pobreza absoluta, el que ha logrado incorporar a 30 millones de pobres a la clase media. ¿Qué sucede entonces? Que acaban sus estudios y ganan muy poco, tienen que luchar con sistemas deficientes de transporte y sanidad y, sobre todo, se les niega cualquier responsabilidad política”.
Para Mafei, el país donde ya hay más teléfonos móviles y tabletas que habitantes (y estos son 190 millones) necesita con urgencia una reforma política. “Es un momento histórico que no es comparable a lo que sucedió en la Puerta del Sol y mucho menos a la primavera árabe”, subraya mirando fijamente a su interlocutor y recalcando sus palabras con las manos.
Para Mafei el progreso de su país está fuera de toda duda. Y lo garantizan precisamente sus jóvenes. “Mis hijos [tiene dos que rondan la veintena] quieren devolverle al mundo lo que el mundo les ha dado”.
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